Desde que nace y hasta los 6 años de edad, el juego es la base del desarrollo del niño, ya que, a través de este, inicia la exploración de su propio cuerpo y del entorno que lo rodea, impactando así, no nada más su desarrollo motor, sino cognitivo, socio-emocional y de lenguaje.
La importancia del juego, además del desarrollo físico, motor, cognitivo y de lenguaje, es el socio emocional ya que se establece un vínculo afectivo con mamá y/o papá, muy valioso que le brinda seguridad, autoestima y momentos inolvidables para el resto de su vida. El juego debe ser libre, espontáneo y siempre respetando el interés y el ritmo del niño para que produzca placer.
A continuación, los detalles más relevantes y representativos del juego por cada etapa de tu bebé.
Recién nacido a 6 meses:
Cuando los bebés nacen, toda su energía esta direccionada en regular sus procesos internos: hambre, frío, calor, higiene, sueño, sentirse protegidos y sentir el calor de su mamá. Una vez que logran consolidar este apego seguro, y que sus necesidades básicas se encuentren cubiertas, pueden empezar a interesarse en el mundo que los rodea, así que es muy importante platicarles, cantarles y exponerlos a juegos y juguetes que motiven el seguimiento visual, como son los móviles que ponemos sobre su cuna o algún bouncer o columpio. Esto les ayudará a despertar su curiosidad al escuchar sonidos diferentes y contemplar el movimiento de las diferentes figuras.
6 a 9 meses:
El bebé se da cuenta que puede empezar a manipular las cosas a su alrededor, descubre que tiene manitas y que puede utilizarlas para agarrar cosas, descubre que puede lanzar objetos, en esta etapa los juegos con pelotas son muy favorecedores y a ellos les encantan, ya que los motiva al movimiento (comienzan a arrastrarse para perseguir algún objetivo), algunos ejemplos pueden ser los peluches, sonajas, libros con texturas diferentes, etc.
9 a 12 meses:
Comúnmente se colocan en cuatro puntos para empezar a gatear, es ahí cuando comienza la exploración completa del medio que lo rodea, les gusta atravesar túneles, gatear por todos lados y sentirse libres. En esta etapa disfrutan de los juguetes causa-efecto y de jugar ‘peek a boo’ o escondidas con mamá y papá, así como exponerlos a diferentes superficies para que descubran por sí mismos diferentes texturas como el pasto, el piso o un tapete multiusos.
12 a 18 meses:
Comienzan a ponerse de pie y a dar algunos pasitos, tanto con su cuerpo como con las personas más allegadas a él, este sentimiento de seguridad y de confianza muchas veces se afianza y consolida con juguetes de apego, que les permiten dormirse solo en su cuarto y poder separarse de mamá o papá unas horas, en este caso los osos de peluche y trapitos con figuras de animales son de gran ayuda para el área emocional, y por la parte física existen juguetes de arrastre que les dan más apoyo, que les ayudan a sostenerse y dar sus primeros pasos.
18 a 24 meses:
El bebé está terminando de controlar y dominar su cuerpo, les encanta trepar y escalar, correr, brincar e intentar pasar por espacios reducidos, midiendo así las dimensiones de su cuerpo, y cómo lo tienen que acomodar para atravesar túneles o escalar rampas. Un gran motivador en esta etapa vuelven a ser las pelotas o cualquier cosa que puedan aventar por rampas, perseguir y arrastrar, así como montables o correpasillos. En el área cognitiva les encanta construir torres y clasificar objetos.
2 a 3 años:
Les gusta probar la fuerza de su cuerpo, aman lanzar pelotas y objetos en general, cargar cosas pesadas como el garrafón del agua, o las bolsas del supermercado, les gusta sentirse fuertes y están maravillados por todas las cosas que ya pueden hacer. A esta edad el juguete ideal puede ser algo que los motive a lazar pelotas y atinarle por ejemplo a una cubeta, a probar y hacer uso de su fuerza, por ejemplo meter y sacar objetos, por ejemplo en un carrito de supermercado de juguete.
3 a 4 años:
El foco del juego cambia un poco, si bien continúan perfeccionando el juego físico y las capacidades de su cuerpo, el juego cambia más hacia la imaginación, empieza el juego simbólico, una actividad en la que el niño pasa continuamente de lo real a lo imaginario, por ejemplo, les gusta jugar a que un par de pelotas rojas son manzanas o que su cama es un barco pirata. A esta edad los juguetes que ellos más disfrutan son aquellos que les permiten el desarrollo del juego de roles y la imaginación como los combos de carriolitas.
4 a 5 años:
Empieza la identificación con mamá por parte de las niñas y con papá por parte de los niños. Las niñas buscan verse y vestirse como mamá, quieren ponerse collares, llevar la bolsa, peinarse, maquillarse y hasta pintarse las uñas. Los niños disfrutan de compartir espacios y momentos con papá, como jugar futbol, básquetbol, jugar luchitas, ver las carreras de coches juntos, etc. El juguete ideal en esta etapa es aquel que le permita pasar y compartir más tiempo con papá y/o mamá e identificarse con ellos, tales como cocinitas.
5 a 6 años:
Les gusta ponerse retos físicos, jugar a las carreras, probar su fuerza e inteligencia. Empiezan a ver las diferencias entre niño o niña, también aparecen los juegos de construcción y retos cognitivos como armar rompecabezas.
A partir de los 6 años:
Disfruta del juego cooperativo, jugar en grupo. Buscan amigos para enriquecer el juego, les gusta jugar a que los atrapen. Le gustan las carretas, saltos, caídas, persecuciones, huidas, luchas, cosquillas y risas. El juguete ideal a esta edad puede ser una cuerda de saltar, un balón de americano o algo que motive el juego en equipo.
Sigue el ritmo de tu bebé, háblale, cántale, cárgalo y juega mucho con él, ya que el juego, es la base de su desarrollo integral. Dedícale el tiempo necesario, vuelve a ser niña y ¡disfruta jugar con tu bebé!
Prinsel te recomienda todo un mundo de juego para tu bebé desde su nacimiento para que estimules sus sentidos, desde el Bouncer Fold Ups y el Tapete de Juego y Antigolpes Babymat, hasta juguetes dependiendo de su etapa.